Estrenada en Francia en enero de 2016, J'attendrai llegó a un escenario de Madrid el 7 de noviembre de 2017, en formato de lectura dramatizada. Fue en la sala Berlanga de la Fundación SGAE, dentro de su ciclo de lecturas. Conté con cinco actores extraordinarios: Borja Luna, a quien conocí en El laberinto mágico; Amparo Pascual, a la que admiro desde aquella maravillosa Rosaura del Calderón de Pasolini de 1989, con quien trabajé - ella como actriz protagonista, yo era el responsable de comunicación del CNNTE en esos tiempos - en Caricias y Nosferatu, en los noventa; Raúl Prados, con quien coincidí en La alegría de vivir, una versión que hicimos hace años de Design for living, de Coward; Clara Berzosa, que sigue haciendo en gira la hija de Miguel en Las Cervantas; y José Sacristán, mi señor don Quijote y mi amigo: un tipo que me enseña caminos para ser mejor persona cada vez que tengo la fortuna de estar con él. Por ejemplo, este trabajo, en el que ha estudiado el texto, lo ha analizado conmigo, ha trabajado su personaje, ha dado el tempo de la función y ha sido para los jóvenes el ejemplo de lo que es un compañero. La lectura - como era de esperar con estos mimbres - salió muy bien. La sala se llenó. Había muchas personas queridas en aquella grada. Al llegar a casa, en el buzón, me esperaba una carta con letra temblorosa. La esposa de Paco Griéguez, compañero de mi tío, me escribía al dictado una nota de agradecimiento por el libro que les envié. Paco Griéguez acaba de cumplir 99 años. Es como si el personaje de Pepe me hubiera mandado un saludo.
(La foto es de Luis Camacho)